El festival cultural panafricano: Un viaje de sanación y patrimonio
Relato histórico del Festival Cultural Panafricano
26 al 30 de noviembre de 2024, Accra, Ghana. El Festival Cultural Panafricano, celebrado del 26 al 30 de noviembre de 2024 en Accra, Ghana, fue un evento significativo que celebró los lazos culturales entre África y su diáspora, centrándose especialmente en la comunidad afrocolombiana. Este festival sirvió como plataforma para honrar la rica herencia de los antepasados africanos y enfatizó en asuntos sobre historia, cultura y reconexión espiritual. Brindó una oportunidad para que artistas y académicos entablaran un diálogo significativo sobre la identidad, la resiliencia y el legado perdurable de la cultura africana a través de las generaciones.
Socios
La Embajada de la República de Colombia lideró esta actividad y brindó apoyo diplomático y logístico, fortaleciendo los lazos culturales entre los dos países. El Ministerio de Culturas, las Artes y los Saberes de Colombia desempeñó un papel en la firma del Memorando de Entendimiento sobre Asuntos Culturales con el gobierno de Ghana. En adición, el festival fue apoyado por la Agencia Presidencial de Cooperación Internacional, la Vicepresidencia y Cancillería de Colombia.
Por su parte, el Ministerio de Turismo, Artes y Cultura de Ghana aseguró la integración de la rica herencia local en el evento y brindó apoyo logístico para el desarrollo de las actividades, a través de la Agencia de Turismo, el Teatro Nacional y el Kwame Memorial Park. Además, la Universidad de Ghana, especialmente los departamentos de Lenguas Modernas, el Departamento de Artes, el Instituto de Estudios Africanos y el centro de Estudios Latinoamericanos, contribuyeron a las discusiones académicas y talleres, mientras que el African University College of Communication (AUCC) fue fundamental para las sesiones de orientación sobre el panafricanismo. Juntos, estos organismos elevaron el impacto y la visibilidad del festival en la región africana, con el apoyo de actores locales, como Akrikiko.
Llegada y Recepción
El 25 de noviembre de 2024, un grupo de distinguidos artistas y académicos colombianos arribaron a Accra, recibidos calurosamente por representantes del Ministerio de Cultura y la Embajada de Colombia. La velada comenzó con una cena de bienvenida en la residencia del Embajador, marcando la pauta de una semana llena de intercambio cultural y reflexión sobre historias compartidas. Los artistas y académicos —Deimer Jacinto Jiménez Marín, Viviano Torres Gutiérrez, Absalón Sinisterra, Édison Antonio Saa Carabalí, Víctor Hugo Rodríguez Mancilla, Kelly Johanna Gómez Zapata y el Dr. Ferney Quiñonez Sinisterra— sintieron una conexión inmediata con sus raíces ancestrales a su llegada.
A medida que se reunían alrededor de la mesa, se compartieron cuentos sobre las historias de sus familias y las luchas que enfrentaron sus antepasados. Esta reunión no fue simplemente un evento social; fue una reconexión espiritual con su herencia. Los artistas expresaron sentimientos de gratitud por estar en Ghana, una tierra que fue testigo de los viajes de sus antepasados. Sentían como si sus antepasados los hubieran guiado de regreso a sus raíces, recordándoles los sacrificios hechos por las generaciones futuras.
Orientación e Inmersión Cultural
El día siguiente comenzó con una orientación en la Facultad de Comunicación de la Universidad Africana (African University College of Communication-AUCC), donde los artistas fueron informados sobre el espíritu del panafricanismo. Aprendieron sobre figuras fundamentales que defendieron este movimiento y cómo su objetivo era unir a las personas afrodescendientes en todo el mundo. Los artistas colombianos expresaron su profundo agradecimiento por estar en Ghana; se sentía como si estuvieran cumpliendo la misión de honrar a sus antepasados reconociendo su historia compartida.
Durante esta sesión, entablaron debates sobre la importancia de la identidad cultural y la importancia de recordar las raíces. Este sentido de pertenencia fomentó un espíritu colectivo de sanación y recuerdo entre los artistas colombianos. Reconocieron que su viaje a Ghana no se trataba solo de mostrar sus talentos, sino también de participar en una narrativa más amplia que los conectaba con millones de personas en todo el mundo que comparten historias similares.
Contribuciones al panafricanismo
Una figura fundamental en este festival fue el Prof. Kojo Yanka, quien ha sido un pionero del panafricanismo en Ghana. Contribuyó generosamente con 70 acres de tierra para iniciativas destinadas a apoyar a los retornados, aquellos que buscan reconectarse con su herencia africana mediante la construcción de estructuras que reflejen sus identidades culturales. Su compromiso de fomentar un espacio para los afrodescendientes subrayó la misión del festival: crear un entorno enriquecedor en el que pudiera florecer el intercambio cultural.
Durante el festival, el Prof. Yanka enfatizó la importancia de esta actividad para cerrar las brechas entre las culturas y fomentar la unidad entre las personas de ascendencia africana en todo el mundo. Sus palabras resonaron profundamente en los asistentes, reforzando la idea de que honrar las raíces de uno es esencial para la sanación personal y colectiva.
Participación en el Programa TV3 “The Afternoon Show”
En unos significativos minutos, Kelis Moreno, consejera de la Embajada de Colombia, se refirió a las actividades previstas en el marco del festival, actividad desarrollada en el marco de la implementación del Memorando de Entendimiento sobre Asuntos Culturales suscrito con el gobierno de Ghana. Viviano Torres, un reconocido artista colombiano, también estuvo presente, aportando su visión artística sobre cómo la música puede servir como un vehículo para sanar heridas históricas y sobre el ritmo musical que representa, llamado “champeta”. Finalmente, el Dr. Ferney, se refirió a las presentaciones académicas que haría en la Universidad de Ghana, durante la semana.
Seminario académico
El 27 de noviembre, se llevó a cabo un seminario académico en la Universidad de Ghana, donde académicos se reunieron para discutir temas relevantes para la nación, con la participación de algunos artistas. El Embajador de Colombia de Ghana, como invitado especial, transmitió su mensaje a la comunidad universitaria a través de la Consejera, Ms. Kelis, resaltando su compromiso con la academia y la diplomacia cultural. Entre los participantes colombianos se encontraba el Dr. Ferney Quiñonez Sinisterra, quien se destacó por su análisis profundo sobre la influencia de la cultura africana en el mundo contemporáneo.
Por su parte, Absalón mostró sus habilidades con el xilófono, un instrumento tradicional que tiene raíces en África, y demostró su transformación en marimba en América Latina. Este taller puso de relieve la continuidad de las prácticas culturales africanas en todos los continentes. Al compartir estas tradiciones musicales, reforzaron la idea de que la cultura no es estática; evoluciona mientras mantiene las conexiones con sus orígenes.
El evento fue un espacio enriquecedor donde se abordaron temas como la identidad cultural, el desarrollo, la resiliencia y la necesidad de reconexión con las raíces africanas. La discusión fue intensa y emotiva, reflejando el deseo compartido de construir puentes entre las culturas.
Presentaciones musicales en Afrikiko y expresiones emocionales
El 27 de noviembre, el festival contó con una presentación musical en Afrikiko, donde Viviano Torres cautivó a la audiencia con su conmovedora actuación de salsa. Su música resonó profundamente entre los asistentes; a través de su emotivo canto, transmitió una mezcla de alegría y tristeza, una reflexión sobre la dolorosa historia de la esclavitud y una celebración de la resiliencia.
Deimer Jacinto Jiménez Marín también subió al escenario, interpretando emotivas canciones de amor que tocaron muchos corazones. Una canción en particular que cautivó a la audiencia fue "Yo quiero cambiar la Guerra por la paz y amor". Este conmovedor mensaje resonó en todo Afrikiko, resonando profundamente en aquellos presentes que entendieron el contexto histórico detrás de sus palabras.
Durante este encuentro, Víctor Hugo propuso incorporar la música salsa en futuros programas para animar a los participantes a explorar más sus talentos musicales. Esta idea ejemplificaba la misión del festival: celebrar las expresiones culturales al tiempo que se honra el pasado. Los artistas colombianos enfatizaron que la música no es solo una forma de entretenimiento, sino también un poderoso medio para sanar, una vía a través de la cual pueden expresar su dolor y alegría mientras se conectan con los demás.
Eddi Saa, un nombre que resonó en todo el Festival Cultural Panafricano, era una fuerza a tener en cuenta. Con sus electrizantes movimientos salseros y su contagiosa energía, cautivó al público de Afrikiko y, más tarde, del National Theatre, en el Kwame Nkrumah Memorial Park. Sus actuaciones eran un torbellino de pasión y precisión, una cautivadora mezcla de ritmos latinos y estilo africano. Los fluidos movimientos de Saa, sus juguetonas interacciones con el público y su habilidad para pasar de un estilo a otro sin problemas hicieron que sus actuaciones fueran inolvidables. Con la suave elegancia del baile de salón cubano o con la ardiente intensidad de la salsa puertorriqueña, Saa era el dueño del escenario. Sus actuaciones fueron una celebración de la diversidad, un puente entre culturas y un testimonio del poder unificador de la música y la danza.
Reflexión histórica en los castillos de Cape Coast y Elmina
El día siguiente incluyó una conmovedora visita al Castillo de Cape Coast y al Castillo de Elmina, sitios que simbolizan crudamente el comercio transatlántico de esclavos. Los artistas colombianos se sintieron abrumados por las historias compartidas durante esta visita, historias de sufrimiento y supervivencia que evocaron profundos sentimientos de ira y tristeza. Estar en estos espacios históricos les permitió confrontar su historia compartida como descendientes de aquellos que soportaron dificultades inimaginables.
Mientras caminaban por estos castillos, reflexionaron sobre cómo sus antepasados fueron sacados a la fuerza de África y llevados a tierras lejanas. Esta experiencia fue profundamente espiritual; sirvió como un recordatorio de que la curación requiere reconocer los traumas del pasado. Los artistas se sintieron motivados a honrar a aquellos que habían sufrido compartiendo estas historias a través de su arte.
Seminario académico liderado por el Dr. Ferney Quiñonez
El 29 de noviembre, el Dr. Ferney Quiñonez Sinisterra dirigió un seminario académico en la Universidad de Ghana. Su presentación se centró en la evolución de la humanidad y la tecnología, destacando las contribuciones africanas mucho antes de que fueran reconocidas por otras culturas. Esta sesión no solo educó a los asistentes, sino que también sirvió como una afirmación espiritual del ingenio y la resiliencia africanos a lo largo de la historia.
El Dr. Quiñonez enfatizó que comprender nuestras raíces es crucial para fomentar el orgullo por la propia identidad. Alentó a los participantes a reconocer cómo la cultura africana ha influido en varios aspectos de la civilización global, un reconocimiento que a menudo se pasa por alto en las narrativas dominantes.
Presentación musical y artística en el Teatro Nacional
El 29 de noviembre, el Teatro Nacional se transformó en un vibrante centro cultural, albergando una cautivadora fusión de música y danza. La noche comenzó con la majestuosa orquesta sinfónica, dirigida por el renombrado Dr. Isaac, preparando el escenario para una noche de actuaciones inolvidables. La orquesta se fusionó a la perfección con los ritmos pulsantes del vallenato y la salsa, creando una experiencia auditiva única y fascinante.
Eddi Saa y Hugo Rodríguez, maestros de la salsa, encendieron el escenario con sus enérgicas actuaciones, cautivando al público con sus movimientos fluidos y su contagiosa energía. Absalón, maestro del xilófono, conocido como La Marimba, hipnotizó al público con sus intrincadas melodías y su virtuosismo técnico. Su actuación fue un testimonio de la rica herencia musical de la región, mostrando la versatilidad y el poder expresivo del instrumento.
La noche culminó con una gran final, donde todos los artistas se unieron para una actuación conjunta. Las armonías de la orquesta sinfónica se fusionaron con los ritmos de la salsa y el vallenato, las vibrantes melodías del xilófono, los elegantes movimientos de los bailarines, y el ritmo de la champeta, a través de Viviano Torres. Esta fusión de culturas y estilos musicales creó una experiencia verdaderamente inolvidable con las presentaciones de artistas ghaneses y colombianos.
El Festival Cultural Panafricano, una celebración de la diversidad y la unidad, demostró el poder de la música y la danza para trascender fronteras y conectar a las personas.
Visita sitios culturales, históricos y turísticos de Accra
La Delegación colombiana hizo un recorrido por algunos sitios turísticos y culturales de Accra, con el acompañamiento de la Embajada de Colombia.
Concierto, celebración y despedida
El festival culminó con un gran concierto en el Parque Conmemorativo Kwame Nkrumah el 30 de noviembre, donde tanto artistas colombianos como ghaneses se unieron para celebrar y ofrecer un gran show musical a los asistentes. S.E. el Embajador pronunció un discurso inspirador sobre la importancia de festivales culturales como este para fomentar las conexiones entre las naciones, al tiempo que destacó eventos notables como las proyecciones de películas y/o documentales como la Igualada y El viaje de la marimba.
Mientras celebraban juntos bajo las estrellas, había una sensación palpable de curación, un reconocimiento de que eran parte de una narrativa más amplia tejida por los sacrificios de sus antepasados. El concierto permitió expresiones alegres a través de la música y la danza, al mismo tiempo que honró a quienes vinieron antes que ellos.
El 1 de diciembre, antes de partir hacia Bogotá, los artistas disfrutaron de un último encuentro en la residencia del Embajador donde reflexionaron sobre su viaje juntos durante comidas llenas de risas y camaradería. Visitaron centros de arte locales para comprar recuerdos hechos a mano por artesanos africanos, símbolos que representan su reconexión con su herencia.
Conclusión
El Festival Cultural Panafricano fue más que un conjunto de eventos, fue un viaje espiritual para todos los involucrados. Permitió a los artistas colombianos honrar a sus antepasados al tiempo que fomentaba las conexiones con la cultura ghanesa. A través de la música, la danza, el discurso académico y las experiencias compartidas en sitios históricos, los participantes entablaron un diálogo profundo sobre la identidad, la resiliencia y la curación, un testimonio del legado perdurable de la herencia africana a través de las generaciones.
El festival reafirmó que el arte sirve como un puente entre culturas y un medio para la sanación personal. A medida que cada artista regresaba a casa con recuerdos grabados en sus corazones, comprendieron que este festival no era simplemente un evento adicional, sino parte de un viaje continuo hacia la comprensión de sí mismos dentro de un contexto global profundamente arraigado en la historia, un viaje guiado por aquellos que los precedieron.